Cuenta la leyenda que en un territorio del lejano oriente y en una época sin determinar, vivía un Discípulo cuyo máximo objetivo era llegar a la sabiduría que, atesoraba su Maestro.
Uno de los días en los que caminaban meditando, el Discípulo le preguntó al maestro:
– Maestro, cuanto tiempo tardaste en aprender todo lo que sabes?
– Toda la vida que tengo, y ya son más de 90 años. Le respondió el Maestro
– Y cuanto dedicabas a aprender?
– Ocho horas al día.
– Entonces, yo tardaré la mitad de años que tú.
– Y en que te basas para decir eso? le preguntó el maestro.
– Estudiaré durante 16 seis horas al día.
– Entonces tardarás 180 años le dijo el Maestro con voz serena.
– Como es posible Maestro, si le dedico el doble de tiempo no puedo tardar el doble de años en hacerlo.
– El Maestro sereno y condescendiente le dijo: si tienes un ojo continuamente puesto en el destino, sólo te quedará un ojo para recorrer el camino, con todo lo que ello conlleva.
Moraleja: «El destino, la meta, los objetivos son importantes siempre y cuando entendamos que hay que disfrutar del camino hasta conseguirlos . Porque de nada sirve llegar por llegar si del camino no sabes disfrutar«.
Así que si quieres llegar, no tengas prisa, disfruta de cada paso que das.
@Sergio_Isven