El escudero que quiso ser caballero

Cuenta la historia que en un reino no tan lejano y en una época no tan distante vivía un escudero cuyo máximo objetivo era llegar a ser caballero.

Llevaba un año con su señor sirviéndole con tesón y dedicación, acompañándole en todas sus aventuras, en todas sus justas así como en todas las batallas.

Un día en los festejos de una pequeña aldea, el escudero entabló conversación con una anciana del lugar. La anciana, que tenía mucha vida recorrida, se dio cuenta de que el escudero no era feliz con lo que hacía y le preguntó:

– ¿Qué te pasa?

– Que llevo un año siendo su escudero y yo lo que quiero es ser caballero.

– ¿Y qué pensaba, que ser caballero era dar paseos a caballo con sus mejores galas?.

– Hombre, todo lo hago yo para que él se luzca.

– ¿Eso crees?, le respondió la anciana. Te diré una cosa: para ser caballero hay que tener un caballo perfectamente preparado y ensillado, una armadura limpia y reluciente, preparada para la batalla, unas armas afiladas, etc.

– Y él lo tiene. Yo personalmente se lo hago, replicó resignado el escudero.

– Claro que sí, y precisamente por eso estás aprendiendo a ser caballero. Pero lleva tiempo. Es un proceso de aprendizaje y tú estás aprendiendo del mejor, le subrayó la anciana.

– ¿Entonces, todo esto lo está haciendo para enseñarme a ser caballero?, acertó a decir el escudero.

– Pues claro, sin todo esto no podrías llegar a ser caballero.

La anciana le regaló al escudero una de las lecciones imprescindibles para todo aquel que quiera ser lo que siempre ha querido ser.

Moraleja: “Si quieres ser un buen profesional has de aprender desde abajo el oficio, y de la mano de los mejores. Así y sólo así llegarás a la excelencia. Además, te ahorrarás tiempo, ya que aprender de los mejores te evita errar donde ellos erraron.”

Así que, si quieres ser un buen caballero, primero habrás de aprender a ser un buen escudero.

Sergio García

Reflexiones de un emperdedor